Alvaro, ¿cómo es posible que hayas llegado hasta aquí? Tú, que estás tan preparado…

Me meo de risa cuando alguien sin experiencia cuestiona la capacidad de cualquier empresario.

Hace unos días, desayuné con Carlos, buen empresario, buen amigo y ex compañero de mi primer trabajo como consultor hace 25 años. No nos veíamos desde hace 20, pero con los buenos amigos conectas enseguida y te pones al día en media hora. Hablamos de todo un poco, como si no hubiera pasado el tiempo. Carlos tiene una empresa y ha pasado por momentos difíciles que ponen a prueba a cualquier matrimonio y a la familia. Es en este punto donde quisiera centrar hoy tu atención. Sigo. Juntos repasamos la lista de penitencias o aprendizajes, según se mire, que sufrimos como empresarios. Cuando llegué al despacho, cogí un folio y añadí algunos más de mi propia cosecha y pensé en regalárselo a mis hijos, a los de Carlos y al mundo para que, cuando se hable de emprendimiento, no solo se vea el brillo de las start ups, sino también todo lo que perdemos y sacrificamos en el camino.

Así que cuando me preguntan qué consejo darías a alguien que quiere emprender, respondo con mi lista de penitencias que comparto ahora contigo y que, en homenaje a la peli de George Clooney, llamo «la tormenta perfecta». Pásala a los valientes que quieran emprender, ¿vale?

Lista de síntomas y situaciones que sufre el empresario cuando «aprende», jejeje:

  1. Pensar en suicidarte. Cuando la desesperación te atrapa, es increíble cómo la cabeza te puede llevar a pensar cosas que ni te imaginas.  *****
  2. Perder la pareja y arruinar a la familia: Suele ir en ese orden. *****
  3. Reproche de fracaso personal y profesional: El sentimiento de fracaso personal y profesional es devastador. *****
  4. Ansiedad e insomnio: No dormir varias noches es terrible. ¡No reseteas nada! Cuando consigues conciliar algo de sueño, despertarse en medio de la noche con ansiedad, incluso años después de superar la crisis, es normal. Cuando debes dinero, dormir y descansar bien es imposible.****
  5. Problemas físicos que nunca has tenido surgen como champiñones: Dolores de cabeza, migrañas, problemas digestivos o presión arterial alta. ****
  6. Estrés por impagos cuando llega el trimestre y el fin de mes por la necesidad de pagar impuestos y nóminas. ****
  7. Miedo constante al mañana y a las consecuencias de los problemas. Estás atrapado en «el día de la marmota». ****
  8. Sensación de desesperación e inutilidad: Sentirme incapaz, sin motivación para seguir adelante, te paraliza. ****
  9. Miedo a revisar el saldo del banco por miedo a ver los números rojos. Todavía hoy me dura. ¡Y a mi mujer que trabajó para mí unos años!***
  10. Sensación constante de culpa y auto-reproche: Culpabilizarte por malas decisiones es una tortura constante. ***
  11. Aislamiento social y sensación de soledad: Alejarme de amigos y familiares por vergüenza o falta de apoyo. ***
  12. Consumir más alcohol, drogas y medicamentos. Desde entonces, me encanta Bob Marley .***
  13. Pérdida total del apetito sexual. Sencillamente no tienes ganas. ***
  14. Dejadez. Descuidar mi higiene y cuidado personal. No te arreglas. ***
  15. Cambios en el apetito: No tener hambre o comer en exceso por ansiedad. ***
  16. Falta de concentración y problemas de memoria: Olvidar detalles importantes debido y tener problemas para concentrarme es de lo más normal. ***
  17. ¡Procrastinar a lo grande!: Evitar tareas por miedo al fracaso o al estrés. Da igual que sean importantes o de lo más chorra.***
  18. Pérdida de control: Sentirse incapaz de influir en nada. Estás más torpe. Tienes más accidentes con el coche o la moto, tropiezas como nunca, …***
  19. Hipervigilancia: Estar en un estado constante de alerta y preocupación. ***
  20. Cambios de humor: Pasar rápidamente de la tristeza a la irritabilidad o la desesperación. ***
  21. Miedo al juicio de otros: Preocuparme constantemente por lo que otros piensan sobre mi. ***
  22. Falta de creatividad: Ni de coña encuentras soluciones debido a la presión constante. Estás en bucle negativo, bloqueado, y cavas hacia abajo en lugar de hacia arriba. ***
  23. Conflictos personales: Tener problemas y discusiones en mi vida personal y familiar debido a los problemas. ***
  24. Sensación de estar abrumado: Sentirme agobiado por la carga de trabajo. ***
  25. Miedo a hablar con mis empleados y explicarles la situación financiera. **
  26. Evitar reuniones y networking: No querer asistir a reuniones o eventos por vergüenza o miedo a preguntas sobre el negocio. **
  27. Dificultad para delegar: No confiar en mis empleados, aumentando mi carga de trabajo. **
  28. Bajo rendimiento: Notar una bajada impresionante en mi productividad y dificultad para cumplir con responsabilidades. **
  29. Pensamientos negativos constantes: Encontrarme atrapado en un ciclo de pensamientos negativos o autocríticos. **
  30. Evitar llamadas y correos electrónicos: No querer responder al teléfono a acreedores o problemas por miedo. **
  31. Pánico a abrir los sobres que llevan las facturas que no podrás pagar. **
  32. No salir a comer con los amigos por vergüenza y por no poder pagar tu parte. **

¿Quién da más?

¿De verdad sigues queriendo ser empresario?

¿Qué piensan tu pareja y tus hijos?

Recuerda, se habla mucho de los problemas de una pyme, pero raramente de los sacrificios del empresario y de su familia. Yo, que me he arruinado dos veces y he sido testigo de muchas derrotas personales como consultor, siempre digo que emprender es emocionante, pero sin olvidar cuidar de ti y de tu familia, primero y no alrevés. El verdadero éxito radica en estar bien, vivir tranquilo y feliz. Por eso, cuando me preguntan, pienso que hubiera dado una fortuna por tener esa lista tatuada en mi frente y compartir con mis padres, con mi mujer, con mis hijos y con mis amigos. Moraleja: nunca hagas un plan de negocio sin antes hacer el plan personal y familiar con tu pareja. Ese es el camino;)