¿Te reconoces en esas jornadas interminables apagando fuegos? ¿O en ese equipo que no avanza si tú no estás?

Es el precio de no tener un sistema de procedimientos bien definido. Pero no te preocupes, poner orden es mucho más sencillo de lo que parece. Te lo explico en tres sencillos pasos.

Paso 1: Mapea tu flujo de trabajo.

El primer paso: entender cómo funciona tu flujo de trabajo. Solo necesitas empezar por el principio: mapear cómo se hace cada cosa.

En lugar de pensar en tareas aisladas, imagina el proceso como un todo conectado. Un sistema es un sumatorio de tareas que persiguen un resultado determinado.  Por ejemplo, podrías mapear tareas como hacer inventario, el cierre contable mensual, el pago de nóminas y facturas de proveedores o enviar un boletín informativo a tus vendedores. Al conectarlas, enseguida, podrás ver:

  1. El mejor orden para hacer las cosas.
  2. Dónde se ralentiza el proceso. Los cuellos de botella que frenan al propio sistema.
  3. Quién debería encargarse de cada parte y quién del sistema completo (muchas veces pecamos de no asignar la responsabilidad total).

Es más sencillo de lo que parece. Empieza así:

  1. Coge papel, lápiz y goma de borrar. Dibuja un diagrama rápido con los principales pasos en unos 20 minutos.
  2. Usa post-its para reorganizar las etapas fácilmente, o herramientas digitales como Whimsical, Mural o Lucidchart si prefieres hacerlo online.
  3. Valídalo con tu equipo para asegurar que no olvidas ninguna tarea relevante ni duplicas nada.

Lo importante no es que sea perfecto a la primera, sino que tengas algo visual que te permita analizar y mejorar el flujo.

Paso 2: Equipa tu proceso con plantillas, tecnología y equipo de personas.

Una vez tengas claro el mapa del proceso, el siguiente paso es facilitar su ejecución. Aquí es donde entran las plantillas, la tecnología y, si es necesario, tu equipo.

  1. Plantillas: Este es el recurso más fácil y rápido para agilizar cualquier procedimiento. Por ejemplo:
    • Una plantilla para mensajes, palabras clave y etiquetas.
    • Un modelo de boletín informativo o de post para redes sociales.

    Las plantillas te ahorran tiempo porque no tienes que empezar de cero cada vez.

  2. Tecnología: Herramientas como ClickUp o Dubsado te permiten organizar y automatizar tareas. Puedes guardar ahí tus plantillas, asignar responsabilidades y gestionar todo el flujo de trabajo. Más adelante ya automatizarás las cosas.
  3. Equipo: Hay tareas que la tecnología no puede hacer por ti, y ahí entra tu equipo. Delegar no solo te quita carga de encima, sino que también asegura que cada persona se enfoque en lo que mejor sabe hacer.

Lo ideal es repartir las tareas para que nadie (tú incluido) lleve todo el peso del proceso.

Paso 3: Prueba y ve ajustando.

Es hora de poner el proceso en marcha. Empieza a usarlo y presta atención a lo que funciona y a lo que no.

Durante esta fase:

  1. Documenta el proceso de la manera más sencilla posible. Como si se tratara de una receta de cocina. Simplemente transcribe lo que se hace. No hace falta que sea algo complicado: un diagrama, una lista de tareas y algunas notas bastan para empezar.
  2. Ajusta lo necesario. Si hay pasos innecesarios o cosas que complican el flujo, elimínalas.
  3. Escucha a tu equipo. Sus preguntas o dificultades son pistas sobre qué debes mejorar o aclarar.

Recuerda que esto es un ciclo continuo. Siempre habrá algo que se pueda optimizar, pero lo importante es empezar y mejorar sobre la marcha.

En resumen.

Crear procedimientos no es algo que tengas que hacer perfecto desde el principio. Muchas veces el miedo a cambiar las cosas, nos separa de documentarlas. Sigue estos tres pasos básicos y ya verás cómo las cosas van mejor:

Paso 1: Mapea tu flujo de trabajo.  Dibuja un esquema visual de las tareas principales y cómo se conectan.

Paso 2: Equipa con plantillas, tecnología y equipo.  Usa herramientas, modelos predefinidos y delega tareas para agilizar el proceso.

Paso 3: Prueba y ajusta.  Pon el proceso en práctica, detecta mejoras y optimízalo continuamente.

Ahora, dime: ¿qué proceso vas a mapear primero? Puede ser algo tan sencillo como cómo responder correos o crear las respuestas automáticas en WhatsApp Business o tan complejo como el onboarding de nuevos clientes. Sea lo que sea, lo importante es que des el primer paso.

Empieza hoy y recuerda: disfrutar del proceso es la clave para mejorar continuamente.