Te pongo en contexto:

Mi cliente Mateo, director general de toda la vida, está listo para jubilarse el año que viene. Su sucesora será Marta, actual directora de operaciones, quien ha demostrado ser la candidata ideal para liderar la empresa.

En nuestra última reunión, trazamos los pilares de una transición como Dios manda:

Definir la visión estratégica y los objetivos de crecimiento futuro.
Formalizar la descripción del puesto de CEO, tanto para el presente como para los próximos 3 y 5 años.
Diseñar un paquete retributivo justo, motivador y alineado con el mercado.
Planificar una transición gradual, con el apoyo inicial de Mateo para guiar los primeros meses.
Comunicar el cambio de forma efectiva, alineando al equipo y ganando la confianza de los stakeholders.

El objetivo está claro: asegurar la continuidad del negocio, fortalecer el legado de Mateo y preparar a Marta para liderar con un enfoque más moderno.

La clave de todo: delegar con confianza, pero con una planificación impecable, recordando siempre que el CEO hace tres cosas:

  1. definir la cultura,
  2. liderar la estrategia y,
  3. llevar los números al día.

¿Qué opinas sobre este enfoque de transición? 👇

P.D.: «Delegar funciona siempre y cuando quien delega el trabajo también trabaje».