Había una vez una CEO diferente a los demás. Era chica. Pongamos que esa mujer se llamaba MERCHE. ¡Me enseñó un montón de cosas!

No, no era de esas que dan discursos motivacionales o que te venden humo con palabras bonitas. Merche era distinta. Su lema: «Todo me importa una mierda». Cruda, directa, casi brusca y, sorprendentemente, eficaz.

En su pedazo de despacho tenía colgado un cuadro que decía (transcribo literalmente):

No estoy aquí para tomar partido.

No me corresponde formular una opinión de nada que no dependa de mi.

Mi proceso es puramente logístico. De gran concentración.

Aquellos que compran mi servicio no quieren perder el tiempo convenciéndome de sus motivos y sus putas causas.

No tengo ni Dios ni Patria.

No enarbolo banderas.

Si soy eficaz es por un un hecho muy simple:

Todo me importa una mierda.

No estaba para jugar a ser el abogado del diablo ni para ondear banderas de causas nobles. Su negocio no era una ONG, era una máquina de hacer dinero. «No estoy aquí para tomar partido», decía con esa sonrisa cínica que tanto desconcertaba a los demás.

Su enfoque era puramente logístico, fría como el hielo. Concentración absoluta en el resultado, sin distracciones ni sentimentalismos. Los clientes no la contrataban para contarle sus batallitas o buscar un hombro en el que llorar. La buscaban por su brutal eficiencia. Era la mejor en lo suyo.

«No tengo ni Dios ni Patria», solía decir mientras despedazaba a la competencia con su indiferencia. Su arma era no importarle nada. Ni los halagos la elevaban ni las críticas la hundían. Estaba en su propia liga. A su bola.

Lo curioso del asunto es que, en su peculiar manera de no dar nada por nada, resultó ser la CEO más exitosa de su tiempo. Mientras todos se desgastaban en debates y dilemas éticos, ella avanzaba sin miramientos hacia su objetivo: el éxito absoluto. Ganar dinero para trabajar cada vez menos y escoger los proyectos.

Y así, esta CEO  me enseñó una lección valiosa:

en el mundo de los negocios, a veces, la clave del éxito es mantenerse al margen de las distracciones y centrarse en lo que realmente importa: RESULTADOS.

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