¿Cuál es el camino más corto entre un problema y su solución?

¡Pues encontrar a alguien que se haya enfrentado con éxito a él y preguntarle! Así de fácil, … o difícil, según tengas de cuidado tu networking.

Aprender de los demás es el mejor sistema. Lo más rápido y barato. En mi carrera siempre me ha funcionado hacer esto para todo.

Primero, busca a alguien que ya se haya enfrentado a tu problema antes que tú.  A poder ser, que lo haya resuelto con éxito y, obviamente, que sea de fiar. Cuando tengas al especialista, haz esto:

Le llamas y quedas con él cuando esté tranquilo. Vamos que le pides cita. La reunión puede ser del tipo que quieras: telefónica, por videollamada o mejor en persona, siempre que puedas. Tan solo pregunta con humildad y escucha atentamente. Le dices:

 

Hola…, tengo este problema: …

¿A ti te ha pasado?

¿Cuáles eran tus circunstancias?

¿Qué hiciste? ¿Cuánto tiempo te tomó resolverlo?

¿Cuánto te costó la broma? ¿Cuánto te gastaste en solucionarlo?

¿Te salió bien?

¿Qué cambiarías hoy?

¿Cuál ha sido la lección que aprendiste?

Gracias.

 

Si tu contacto es solvente y de confianza, vamos que le dejarías seis mil euros porque sabes que te los devolverá sin pedírselos, ya puedes empezar a encajar su solución en tu contexto. Si no lo es, que es lo normal, aplica el refrán que me enseñó mi madre: “de lo que te digan no te creas nada y de lo que veas, la mitad”. No te fíes ni un pelo. No sé por qué, pero todos tendemos a mentir como bellacos cuando nos piden consejo. Además, ahora con YouTube, cualquier pringao ve unos videos y se cree que es Amancio Ortega. Ya sabes que esto no va así. Nos venimos arriba y acabamos pensando que somos Warren Buffet. A mayor gravedad en el problema que quieras resolver, mayor deberá ser tu prudencia y a más personas deberás pedir opinión.

 

Ah, se me olvidaba. Piensa que, en cuanto expliques tu problema, lo sabrá toda la comunidad de tu zona. Bien sea por LinkedIn o WhatsApp o “la madre que me parió», pero es el peaje que debemos pagar por estar conectados. Ten siempre en cuenta que “un secreto entre dos no es tal secreto salvo que uno de los dos esté muerto”.

 

Piensa que a la persona que te ha aconsejado, en términos de favor profesional, “le deberás una”, pero te aseguro que, si lo haces bien, estará encantado de ayudarte. A todos nos encanta ayudar y más cuando alguien nos lo pide de forma educada. Ayudar es mi sinónimo preferido de ser feliz. Pasado un tiempo, procede que vuelvas a contactar con dicha persona y le des feedback del asunto:

 

Hola, mira, esto es lo que he hecho y así me ha ido.

¿Te va bien que nos veamos en persona, ya que quería agradecértelo?

 

Le haces un regalo p.e. una botella de buena ginebra o un buen jamón 5 J’s a su gusto o le compras un juguete de Lego para sus hijos o una de esas cajas Smart box y quedas como Dios. Ahí te lo tienes que currar un poco porque debes saber lo que te gusta. Si lo haces bien, te lo ganarás para siempre. Yo lo he hecho cientos de veces y conmigo otras tantas. Es como la peli esa de «Cadena de favores». No debes tener vergüenza alguna ni sentirse inferior por ello. Al contrario, preguntar es la primera lección para aprender. Es como cuando te piden opinión acerca de una peli del cine o de un libro de moda, ¿verdad que siempre la das?

Para acabar, no olvides que luego te toca actuar y mover el culo.