Lo difícil en la vida son los cómo más que los qué. En mayor o menor medida, todos sabemos lo que hay que hacer, pero cuando se trata de ejecutar una acción de forma precisa en un plazo concreto, eso ya es harina de otro costal. Te pondría mil ejemplos de estrategias cojonudas que han fracasado por mala ejecución. Si tuviera que ponderar entre estrategia y ejecución, diría sin pestañear que la segunda pesa, al menos, el 70%. Piénsalo un momento. Busca ejemplos propios y de terceros.

 

¿Qué es lo que a mí me ha funcionado bien en mi carrera? Pues aprendiendo a crear sistemas para todo y el mejor sistema para enfrentar problemas es aprendiendo de la experiencia de los demás. Por cierto, espero que tengas un buen networking porque sin buenos contactos todo te será más difícil. Cuando tengas al especialista, haz esto:

 

Le llamas y te quedas cuando esté tranquilo. Vamos que le pides cita. La reunión puede ser del tipo que quieras: telefónica, por videollamada o mejor en persona siempre que puedas. Le dices:

 

Hola …, tengo este problema: …

¿A ti te ha pasado?

¿Cuáles eran tus circunstancias?

¿Qué hiciste? ¿Cuánto tiempo te tomó?

¿Cuánta pasta te gastaste en solucionarlo?

¿Te salió bien?

¿Qué cambiarías hoy?

¿Cuál ha sido la lección que aprendiste?

Gracias, bla, bla, bla, …

 

Si tu contacto es solvente y de confianza, vamos que le dejarías seis mil euros porque sabes que te los devolverá sin pedírselos, ya puedes empezar a encajar su solución en tu contexto. Si no lo es, que es lo normal, aplica el refrán que me enseñó mi madre: “de lo que te digan no te creas nada y de lo que veas, la mitad”. No te fíes ni un pelo. No sé por qué, pero todos tendemos a mentir como bellacos cuando nos piden consejo. Además, ahora con YouTube, cualquier pringado ve unos videos y se cree que es Amancio Ortega. Ya sabes que esto no va así. Nos venimos arriba y acabamos pensando que somos Warren Buffet. A mayor gravedad en el problema que quieras resolver, mayor deberá ser tu prudencia y a más personas deberás pedir opinión. Ah se me olvidaba, piensa que en cuanto expliques tu caso, lo sabrá toda la comunidad de tu zona. Bien sea por LinkedIn o wasap o “la madre que me parió” pero es el peaje que debemos pagar por estar conectados. Ten siempre en cuenta que “un secreto entre dos no es tal secreto salvo que uno de los dos esté muerto”, este es de uno de mis jefes.

 

Veo que me sigues. Tan solo pregunta con humildad y escucha atentamente. Piensa que, en términos de favor profesional, “le deberás una”, pero te aseguro que, si lo haces bien, estará encantado de ayudarte. A las personas nos encanta ayudar y más cuando alguien nos lo pide de forma educada. Ayudar es mi sinónimo preferido de ser feliz. Pasado un tiempo procede que vuelvas a contactar con dicha persona y le des feedback del asunto:

 

Hola mira, esto es lo que he hecho y así me ha ido.

¿Te va bien que nos veamos en persona ya que quería agradecértelo?

 

Le regalas una botella de buena ginebra a su gusto o le compras un juguete de LEGO para sus hijos o una de esas cajas Smart box y quedas como Dios. Ahí te lo tienes que currar un poco porque tienes que conocer lo que te gusta. Si lo haces bien, te lo ganarás para siempre. Yo lo he hecho cientos de veces y conmigo otras tantas. No debes tener vergüenza alguna ni sentirse inferior por ello. Al contrario, preguntar es la primera lección para aprender. Es cómo cuando te piden opinión acerca de una peli del cine o de un libro de moda, ¿verdad que siempre la das?