Pocas cosas hay más productivas en el mundo que saber escuchar. Primero a ti mismo y luego, a los demás.

De Miguel Udaondo he leído un par de libros fantásticos. «Tu eres tu Coach» que nos enseña la importancia del autoaprendizaje mediante la reflexión. Os lo recomiendo.

El otro se titula «Comunica». Hoy al repasarlo, me detengo en la habilidad de saber escuchar. Me gusta el enfoque que hace el autor no tanto en cómo hacerlo sino en los errores que todos cometemos. Yo tengo unos cuantos por mejorar… Ahí os los dejo:

  1. Querer ser siempre el protagonista. Sé humilde y entiende que los demás necesitan un espacio para expresarse.
  2. Contar tu propia historia. Hacerlo es bastante inútil, porque nadie aprende en cabeza ajena. Además, si te cuentan algo es para que entiendas su problema; describiendo tu experiencia estarás contando tu historia en vez de escuchar la suya.
  3. Rechazar las emociones del otro. Las emociones son reacciones automáticas que frecuentemente no controlamos, por lo que decir a una persona que no debería sentir lo que siente implica un reproche acerca de una conducta sobre la cual esa persona no tiene control. Ten en cuenta que quizá no está en su mano modificar ese sentimiento.
  4. Juzgar. Si lo haces, no estás siendo imparcial. No juzgues y no serás juzgado. 
  5. Pretender solucionar el problema del otro. Esto es típico de los hombres. Haz preguntas para ayudar a la otra persona a que aclare sus puntos de vista. Da tu opinión solo si te es pedida.
  6. Dar consejos que no te hayan pedido. Lo mejor es hacerlo empleando una fórmula imperativa muy respetuosa del estilo “por si te sirve de algo, …”.
  7. Interrumpir. Espera a que la otra persona termine o te dé paso, aunque no estés de acuerdo.
  8. Dejar de escuchar en algún momento. Normalmente, la gente suele explicar lo importante al principio de la conversación, pero, probablemente por pudor, inercia o confianza, será al final cuando nos cuenten los detalles más importantes y que pueden resultar claves para entender su problema.
  9. Descalificar con tus opiniones. Ni al que habla ni a otros. La imparcialidad es un valor que deberías conservar a tu favor.
  10. Repetirte. No insistas en lo ya dicho ni de rodeos.