Permíteme que te haga hoy una pregunta. Bueno, son tres:

¿Eres buena persona?

¿Crees que para ganar más en tu trabajo vale con ser el mejor técnicamente?

Ser leal, ser honesto, ¿se valora lo suficiente en la nómina?

 

Pues no. La bondad, la integridad, la capacidad de trabajar en equipo, la empatía, el sentido del humor… estas cualidades son súper importantes para crear un entorno de éxito, pero claro, como no se pueden medir, no se ven reflejadas en la nómina.

En el trabajo pasa tres cuartos de lo mismo que en cuadro de Jordans. Hay un montón de cracks técnicos, pero dar con alguien que realmente valga la pena por sus valores, eso es harina de otro costal.

A ver, está claro que tener tus habilidades técnicas está muy bien, pero lo que te hace ser especial, lo que realmente te distingue y te hace único como persona, son tus valores personales. Honestidad, lealtad… esas son las joyas que deberíamos buscar y pagar.

 

¿Y cómo pillas a esas personas?

 

Muy sencillo. Observa cómo se comportan cuando piensan que nadie les está mirando. Ahí se ve la verdad de la persona. Es como cuando estás en casa y suena el pitido de que la lavadora ha acabado. Unos se hacen el tonto y otros se levantan a tender la ropa.

Y en cuanto a la lealtad, mira cómo actúan cuando las cosas se tuercen. En los buenos momentos, todos somos fieles y hay buen rollito, pero los leales de verdad se ven cuando las cosas van mal y hay tensión. Detectar a las buenas personas en el trabajo, o en cualquier sitio, requiere agudizar el sexto sentido y prestar atención a los pequeños detalles.

¿Quieres un truco? Observa cómo hablan de los demás, cómo reaccionan ante los éxitos ajenos o cómo se enfrentan a los errores, propios y de los demás. Las buenas personas tienden a ser empáticas, generosas en el reconocimiento del trabajo ajeno y honestas en sus fallos. No buscan excusas; buscan soluciones.

Así que ya sabes, la próxima vez que tengas que fichar a alguien o estés valorando los sueldos de tu equipo, recuerda la movida de Diógenes. Puede que te cueste más encontrar esa persona especial, pero cuando lo hagas, será como encontrar un tesoro. No lo dejes perder. Porque al final, eso es lo que realmente importa, ¿no crees?

Ayudo a crear buenos sistemas para contratar, retener  y despedir.

Mi cita de hoy es una de Mark Twain:

«Si dices la verdad, no tendrás que recordar nada.»

PD: La obra es de Jacob Jordaens, Flandes, 1642, y representa a Diógenes de Sinope, el cínico, ese simpático filósofo que vivía en un tonel y que deambulaba por Atenas a plena luz del día con una vela buscando lo imposible:  «una persona honesta».