¿Cuál es la diferencia entre un buen líder y un malo?

¿Qué distingue a los buenos?

La creencia popular nos hace pensar que una crisis es una mala noticia. Algo malo que evitar. Yo pienso todo lo contrario. La realidad me demuestra que uno crece ante situaciones de crisis. Claro está que hay que estar preparado para ello. Quiero compartir contigo mi particular decálogo de las mejores cualidades que debes tener como líder. No lo digo yo, sino que lo expresan mis clientes cuando se lo preguntan.

Estaré encantado de que me mandes tus ideas o el tuyo propio a hola@alvaronavarrete.com. ¡Vamos allá!

 

1. Aprende a separar tus tres roles: emprendedor, empresario y técnico.

Siempre mezclamos estas tres funciones. Aprende a equilibrarlas y a medida que vayas creciendo, dedícate a la que sea tu punto fuerte y contrata gestores que se ocupen de la gestión o del día. Crea sistemas, aprende a delegar y dedícate a liderar a la empresa y pensar en el futuro.

 

2. Diseña una buena organización. Contrata y retén a los mejores.

Las épocas de crisis conllevan cambios organizativos y reestructuraciones. Tuyas y también de la competencia. Aprovéchate de ellos. Ficha el mejor talento y redimensiona tu plantilla. Recuerda que para ser ágil, conviene tener pocos empleados pero sí los mejores y mejor pagados.

 

3. Redefine tu estrategia en función del entorno.

Las decisiones estratégicas son más importantes que nunca, porque en tiempos de grandes cambios hay que decidir con claridad hacia dónde uno quiere ir. ¿Dónde vamos a invertir y en qué áreas desinvertir? ¿A qué vamos a  decir que no en favor de los proyectos que sí vamos a potenciar? Quizás vamos a comprar o potenciar alianzas en lugar de aventurarnos solos en nuevos mercados.

 

4. Controla la caja, la rentabilidad, el inventario y los morosos.

En entornos de crisis, hay que pensar con criterio de caja en lugar de cuenta de resultados. Céntrate en saber dónde está tu dinero y cómo puedas aflorar cada euro hacia la rentabilidad. La tesorería es tu prioridad a la hora de tomar decisiones. Diseña  e impide un buen sistema de control presupuestario. Desarrolla e incentiva cualquier acción orientada a reducir el gasto, mejorar el margen, disminuir los días de cobros y alargar tus pagos. En definitiva: Cash is the king!

 

5. Optimiza tu circulante y haz todo lo posible por refinanciar tu deuda a largo plazo.

Cuando tienes hambre no piensas con claridad, y con el estómago vacío nunca tomarás buenas decisiones. Asegura que tienes caja para cubrir, al menos, seis meses de tu gasto corriente. Habla con tus bancos y acreedores y refinancia tus deudas.

 

6. Ojo con el inventario: métele mano.

Meterse a fondo con el stock es muy rentable, ya que es una de esas gestiones transversales en las que interviene todo el mundo y te ayudará a conocer y dominar la empresa. Produce sólo lo que vayas a vender y lanza proyectos que mejoren la productividad de las operaciones. Evita la sobreproducción. Adapta siempre tu stock a tus ventas. El dinero inmovilizado vale cinco veces más que la rentabilidad del negocio. No tengas almacén o, en caso que sea necesario, procura tener el menor espacio destinado a almacenamiento. Diseña una cadena logística ágil y ligera, con pocos niveles,  que te permita reaccionar rápidamente ante la demanda.

 

7. Busca diferenciarte.

O llamas la atención, en el buen sentido, o no te comes un rosco. El mundo cambia muy rápido. La tecnología acentúa la necesidad de consumir inmediatamente y eso nos puede ayudar a diferenciarnos de la competencia. Los mercados y los clientes cambian y nosotros también tenemos que cambiar, pero sobre todo, saber escuchar y hacerlo antes para aprovechar las buenas olas. Busca nichos de mercado que te permitan trabajar con buenos márgenes o serás carne de cañón ante los cada vez mayores oligopolios globales.

 

8. Aprovecha el filón de las compras.

El departamento de compras es una zona opaca y con posibilidades infinitas de mejora que solemos subestimar. La forma más rápida de mejorar el resultado de tu pyme, es siempre mejorar las compras. Compra más barato, paga más tarde, haz que te sirvan más rápido, mejora la calidad de los productos y trabaja codo con codo con tus proveedores para desarrollar y diseñar mejores productos. ¡Compra mejor y te sorprenderás de hasta dónde puedes llevar tu empresa!

9. Vende, pero con cabeza.

Aprende a vender minimizando los riesgos y controlando el gasto. No seas demasiado optimista a la hora de presupuestar tu venta. Controla bien el gasto publicitario de tus campañas de marketing. Asegúrate de que cada vendedor, cada área o línea de negocio sea rentable. No dejes que tu ego te empuje a sobredimensionar el equipo. Diseñar sistemas que te permitan controlar y organizar tu equipo de ventas y marketing.

 

10. Céntrate en los buenos clientes y productos, olvídate de los malos.

Te aseguro que más del 30% de tus clientes y el 50% de tus productos no son rentables. Increíble, ¿verdad? Analízalo. Haz un buen Excel ABC con ochenta- veinte y síguelo a pies juntillas. Desinvierte de lo malo y enfócate en lo bueno o muy bueno. Olvídate de los cantos de sirenas. Tras abandonar lo malo, todo ese tiempo y energía, concéntrate en los mejores productos y clientes. Has de procurar que el 60% de tus recursos se concentre en ese 20% de clientes y productos estrella. Al hacerlo, despegarás.

 

11. No bajes los precios y controla tu margen.

Cuando no consigas la venta, te temblará el pulso y todos te dirán que eres caro. No bajes tus precios indiscriminadamente, es un error muy grave que debes evitar. Hacerlo indiscriminadamente es un error que se comerá tu margen, destruyendo la rentabilidad y pondrá en riesgo el negocio a medio plazo. Vender barato es pan para hoy, pero hambre para mañana… No lo hagas. Al contrario, analiza tus productos, tus clientes, tu competencia y procura subir tus precios, pero siempre de forma dirigida y con criterio. Subir un precio es prueba de que das valor y bajarlo, demuestra lo contrario.

No pretendas ser un supermán en todo. De entre los once, escoge aquel o aquellos que veas que son más rentables para ti en este momento y, ¡leña al mono! Si no lo tienes claro, yo te ayudo.

Feliz día.