Los mejores van más rápido y consiguen antes el resultado, pero ojo, el mejor talento, también es más difícil de gestionar.

Hace muchos años un rey recibió como obsequio dos crías de halcón y se dedicó personalmente a criarlas.

Pasados unos meses, el rey había educado a uno de los halcones, pero no sabía qué le pasaba al otro. Desde que se lo habían dado, no se había movido de la rama, hasta tal punto que había que alimentarlo.

El hombre llamó a los mejores maestros de cetrería, pero ninguno pudo hacer volar al dichoso halcón. Entonces, un amigo le habló de un campesino que tenía fama de ser el mejor adiestrador del valle.

Cuando el vecino trajo al campesino, lo acompañó al árbol donde estaba posado el ave, y al poco rato el rey vio al halcón sobrevolando su castillo.

—¿Quién lo ha conseguido? —preguntó.

Ante él apareció el campesino. Entonces el dueño de los halcones le preguntó:

—¿Cómo has logrado que volara? Llevamos semanas sin éxito.

—No fue difícil, mi querido rey —explicó el campesino—. Tan solo he cortado la rama, entonces el animal se dio cuenta de que tenía alas y no ha tenido más remedio que echar a volar.

Casi siempre necesitamos que alguien o algo nos empuje fuera de nuestra zona de confort. En la historia, el halcón no vuela hasta que no le queda otra opción al ser cortada la rama en la que se posaba. Las limitaciones solo están en nuestra mente y al enfrentarlas, podemos sorprendernos de lo que somos capaces de hacer. Como CEO de tu pyme, ayuda a volar a tus mejores halcones y asegurate de que ser el mejor cetrero de tu mercado.

Si quieres acelerar tu éxito, contrata halcones.

Feliz día.