Cuando contrato a alguien, un candidato a empleado o un nuevo proveedor, suelo buscar siempre en el candidato estas TRES cosas: lealtad, inteligencia y energía. Estas tres cualidades no son negociables para mí, porque juntas, forman el núcleo de un buen empleado/proveedor y, por extensión, de una buena empresa. Pero la LEALTAD es la madre del cordero. Identificar la lealtad en un candidato que no conoces es súper difícil. Sobre todo porque hoy en día, ni la persona en sí es capaz de tener claridad sobre sus valores y principios. El mundo es así de curre. Si no tiene la primera, ya lo descarto, porque la experiencia me ha demostrado que sin lealtad el mejor gestor se volverá siempre en contra tuyo.

Me explico:

La LEALTAD:

La lealtad es el pilar fundamental en el que se asientan todas las grandes relaciones, tanto personales como profesionales. A lo largo de los años, mi experiencia me ha enseñado que, sin lealtad, incluso el gestor más competente puede convertirse en un riesgo para el equipo y la empresa. Tarde o temprano «te hará la cama». La lealtad inspira confianza, fomenta un ambiente de trabajo seguro y promueve una cultura de apoyo mutuo y respeto. Por eso, cuando considero a un candidato para unirse a nuestro equipo, busco señales de su compromiso y lealtad no solo en sus palabras, sino en sus acciones pasadas y presentes. ¿es arrogante? ¿Tiene respuestas para todo? ¿Habla solo de ella o por el contrario, generaliza hacia el equipo? ¿Cuáles son sus principios y en qué se sustentan?

La INTELIGENCIA:

Es la llave para solucionar problemas. Es lo que nos permite superar desafíos, innovar y avanzar hacia nuestros objetivos. No me refiero únicamente a la inteligencia académica, sino a una inteligencia versátil que combina conocimiento técnico, pensamiento crítico y creatividad. Este tipo de inteligencia es vital para adaptarse a los cambios, resolver problemas de manera efectiva y contribuir con ideas que impulsen nuestra misión. Es fácil de ver en cualquier persona analizando su empatía y forma de relacionarse.

La ENERGÍA:

Es el motor del entusiasmo de una persona. Es también fácil de identificar. Es lo que da vida a nuestras ideas y ambiciones. Una persona con energía trae consigo un contagioso entusiasmo que puede motivar y elevar a todo el equipo. Busco individuos que no solo tengan la energía para enfrentar los desafíos del día a día, sino también la pasión para perseguir nuestros objetivos a largo plazo con determinación y vigor.

Moraleja: Siempre que puedas, promociona internamente. Conocen tu cultura y tú ya sabes de qué pie cojea el candidato.

Te dejo dos preguntas para el rato de «el rincón de pensar»:

  1. ¿Qué es lo primero que busco en un candidato?
  2. ¿He tenido éxito en mi forma de contratar?
  3. ¿Conozco los sueños de las personas a las que contrato?

Las personas a las que contrato, ¿consiguen hacer realidad sus pretensiones en la empresa?

Si no tienes claro cómo formar o contratar a tu gente, yo te ayudo a diseñar los mejores sistemas para hacerlo.