Un genio que escribe como los ángeles. Cada día, llueva, truene, tenga resaca o invitados a comer el día de Navidad. Da igual. No hay quien le quite sus tres horas y media de rutina. Sistema, perseverancia, sistema, perseverancia. ¡Rutina!

Tener talento no es nada raro.  Apostaría a que incluso tu perro o tu gato tiene un talento oculto, esperando ser descubierto. Te aseguro que todos tenemos algo en lo que somos únicos, pero lo que marca la diferencia es ser constante sin rendirse. Ahí está el quid de la cuestión: lo que realmente te hace destacar no es ese chispazo de genialidad que te cayó del cielo. No, señor. Es esa determinación incansable de seguir adelante. Ese no rendirse aunque tu serie favorita en Netflix estrene nueva temporada. Solo aquellos que no se dan por vencidos y siguen trabajando son los que al final consiguen lo que quieren.

Tener un fin en mente: y trabajar, y trabajar, y trabajar.

El éxito no es un club exclusivo para los niños prodigios. Es más bien el premio para los obstinados que, sin importar cuántas veces caigan, se levantan, se sacuden el polvo, y siguen adelante. Porque al final, no se trata de cuánto talento tienes y cuán genial eres, sino de cuánta perseverancia pones en ver cumplir tus sueños. ¡Ah, la dulce victoria de los persistentes!

Gracias, Mr. King, por regalarnos momentos que nos hacen saltar de la silla y mirar dos veces debajo de la cama.

 

NOTA: Stephen King nació el 21 de septiembre de 1947 en Portland, Maine, Estados Unidos. Ha publicado más de 60 novelas, incluyendo obras escritas bajo su seudónimo Richard Bachman, además de alrededor de 200 cuentos en diversas colecciones. Ha vendido más de 350 millones de libros, lo que lo convierte en uno de los autores más vendidos de todos los tiempos.