«¡Yo renuncio! No puedo más», me cuentan a diario varios dueños de pyme. «No puedes, eres el dueño», les contesto…

Todos merecemos tener un mal día. Incluso los directores y los jefes, pero si eres dueño de una pyme, parece que no tienes esa opción. Recuerdo que de niño, mi madre me enviaba a llorar al baño y tenía que pedirle permiso para salir. «¿Ya has acabado de llorar?», me preguntaba. Y así, creo que hasta los doce años.

En una gran empresa, puedes tomarte un café y ventilar tus problemas con un colega de otro departamento o con tu cliente o proveedor favorito. Pero si eres dueño de una pyme, esa no es la mejor opción.

  • ¿Tu mejor cliente devuelve un recibo sin avisar? Crea un sistema.
  • ¿A pesar de tener un super cortafuegos, han hackeado la informática de tu fábrica? Ten un sistema.
  • ¿El proveedor olvida ese pedido crucial para la supervivencia de tu empresa? Anticípalo y diseña un buen sistema.
  • ¿Tienes una discusión irreconciliable con tu socio? Crea un sistema.
  • ¿Internet decide actuar más lento que una tortuga en una carrera? Implementa un sistema.
  • ¿Tu mejor vendedor se va a la competencia sin previo aviso? Crea un sistema.
  • ¿Tu publicidad genera menos leads que un vendedor de hielo en el Polo Norte? Crea sistemas alternativos.

Crear sistemas no solo significa tener un plan B, sino también planes C, D, E, y, ¿por qué no?, hasta un plan Z. Porque siendo dueño de una pyme, si no tienes sistemas, no solo te conviertes en el maestro de la multitarea, sino también en un estratega experto para los días malos. Créeme, lo he vivido hasta el infinito y más allá.

Así que adelante, no lo pienses más. Haz una lista de las diez cosas que convierten tu día en un infierno y crea sistemas predecibles incluso para esos días en los que el mundo parece estar en tu contra.

Si no sabes por dónde empezar, yo te ayudo. Con diez procedimientos, puedes mejorar la productividad de tu negocio en un 25%. Es lo que hago todos los días.