Busca la visión sistémica de la cosas

Un grupo de ciegos se encuentra con un elefante por primera vez en su vida. Cada uno toca una parte distinta del animal e intenta describirlo. El que toca la trompa dice: “Es como una serpiente.” Otro, al tocar la pata, asegura: “No, es como una columna.” Y uno más, tocando el costado, insiste: “Es como una pared.” Todos están convencidos de que tienen razón, pero ninguno puede ver el elefante completo.

La teoría de sistemas nos dice que no puedes entender cómo funciona un sistema si solo miras las piezas que lo componen. Para entenderlo de verdad, tienes que fijarte en cómo interactúan esos elementos.

Lo mismo nos pasa a nosotros. Vemos la realidad según nuestras experiencias y sesgos personales y tendemos a creer que nuestra visión es la buena. Pero no es así: La verdad siempre depende de la perspectiva de quien la mire.

Esto pasa en las empresas todos los días. Imagina que en tu negocio cada departamento trabaja aislado: ventas, producción, marketing… Cada uno se centra solo en su parte del «elefante». Ventas puede pensar que el problema son los precios altos, producción creer que falta maquinaria, y marketing insistir en que lo que falla es la comunicación con el cliente. Pero si nadie se para a mirar cómo se relacionan esas áreas, nunca se resolverá el problema de fondo.

La lección es evidente: hay que respetar las diferentes perspectivas, pero también buscar una visión sistémica. Como en la fábula, cada uno ve solo una parte del todo. Y entender el «elefante completo» requiere ver cómo todo encaja.

Cuidado con ampliar demasiado el foco.

Ahora bien, también hay que saber cuándo parar. Tener una visión sistémica no significa mirar absolutamente todo, porque eso puede ser igual de inútil. Yo mismo, como técnico o especialista, he caído en este error típico más de una vez: en el afán por resolverlo todo, amplío tanto el análisis que termino perdiendo de vista el objetivo principal.

Te doy un ejemplo: imagina que quiero reducir el nivel de inventario. Lo lógico sería centrarme en cosas concretas, como la rotación de productos, los productos obsoletos, la frecuencia de pedidos y el espacio disponible. Pero si me pongo a analizar también las tendencias del mercado o las preferencias de los clientes a cinco años o el coste de oportunidad de comprar materias primas a futuros, estoy incluyendo variables que ahora mismo no importan. Esto complica las cosas y retrasa las decisiones. Saber acotar los límites del sistema que queremos mejorar es todo un arte.

La clave está en enfocar bien y actuar rápido sobre lo que realmente importa. Como todo en los sistemas, se trata de encontrar un equilibrio entre ver las conexiones y no perder el tiempo en distracciones.

Entender el todo para mejorar el Sistema.

Un sistema no es solo un montón de piezas funcionando por separado; es mucho más que la suma de sus partes. Es un conjunto de elementos que se relacionan, se organizan y trabajan juntos para lograr un propósito común. Si queremos actuar sobre un sistema para mejorarlo, primero debemos entenderlo en su totalidad.

Piensa un momento en tu propio cuerpo. Cada órgano tiene su función, pero ninguno trabaja de manera aislada. El corazón, los pulmones, el cerebro y hasta las células están conectados, dependiendo unos de otros para que todo funcione bien. Si algo falla en una parte del sistema, las demás se ven afectadas, y solo cuando entiendes cómo interactúan puedes encontrar soluciones que beneficien al conjunto.

Lo mismo pasa en cualquier sistema, ya sea tu empresa, tu equipo o tu estrategia de negocio. La clave está en ver el todo, identificar las conexiones claves y actuar de manera que las mejoras tengan un impacto real y sostenido en el tiempo. Porque cuando entiendes el sistema, lideras el cambio.

Lidera el cambio.

Esa forma de pensamiento sistémico —saber cómo interactúan las partes, dónde están las conexiones clave y qué dinámicas lo mueven— es la base del éxito. Porque solo cuando vemos el sistema completo, podemos tomar decisiones que realmente transformen el todo, no solo sus partes.

En esa visión sistémica está la diferencia entre reaccionar ante los problemas y liderar el cambio de verdad. Aplícalo en tu vida y verás resultados. Y una vez que lo entiendas, pon en marcha mi método MSG: Mide, Simplifica y Ganarás Dinero. Es práctico, directo y, lo más importante, funciona.

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