¿Qué tal te ha ido?

¿Qué funciona?

¿Qué no?

¿Cómo mejorar?

No todo se traduce en números sino en ver cómo has evolucionado, cómo te has sentido y si has podido crecer y encontrar un mejor equilibrio en tu vida.

La idea es que al cerrar un ciclo reflexiones acerca de lo que has aprendido. Normalmente un ciclo es un periodo relevante, que como mínimo debe ser de una semana. 

 

  1. ¿Qué tal te sientes?
  2. ¿He cumplido con los objetivos previstos? Sí/No. ¿Podría haberlo hecho mejor? Eran poco realistas. Necesitaré más tiempo. ¿Cuánto más?
  3. ¿Qué estoy haciendo bien? ¿Regular o muy bien? Indica el nivel de logro que sientes.
  4. ¿Qué me ha costado más? ¿Por qué? ¿El entorno es el adecuado? ¿Qué cambios debo y puedo hacer en él? ¿Tu rutina diaria no te deja hacerlo? ¿Te ha faltado constancia? A medida que pasaba el tiempo los iba aparcando ¿Falta de foco? Otros…
  5. ¿Qué tareas no se han cumplido? ¿Por qué? Vuelve a planificarlas y comprométete a hacerla en el próximo periodo.
  6. ¿Qué has aprendido? ¿Has pensado cómo ponerlo en práctica en el futuro?
  7. ¿Ganas más dinero que antes? ¿Tienes más proyectos?
  8. ¿Has conseguido mejorar tu nivel de energía?
  9. ¿Qué medidas vas a tomar para que tu semana sea aún más productiva?
  10. ¿Qué rutinas has convertido ya en hábitos naturales de tu vida? ¿Cuáles te están costando ás y por qué?
  11.  ¿Has hecho nuevas relaciones? ¿Son productivas?