Despedir cuesta 4 veces el salario del candidato: ¿Por qué despedimos a alguien?

Es una de las decisiones más caras y complicadas que tomamos como líderes. Y, si lo piensas bien, ¿no crees que en muchos casos podría evitarse?

Nuestro trabajo no es solo dirigir, sino crear más líderes. Si queremos construir una empresa rentable que funcione sin depender de nosotros las 24 horas, necesitamos convertirnos en auténticas fábricas de talento.

Entonces,

¿por qué llegamos al despido?
¿Dónde está el error?
¿Qué hacemos mal?

Cuando apartas el ego y reflexionas con sinceridad, la respuesta suele ser sencilla: el fallo no está en el otro, sino en nosotros mismos.

No se trata de culpar al colaborador, sino de analizar qué ha fallado en el sistema: desde la definición del puesto o el perfil del candidato, hasta el proceso de selección, la integración en el equipo o el seguimiento.

Lección aprendida: Despedir es un síntoma, no el problema.

El despido no es el verdadero fallo, sino la consecuencia de un sistema que no ha funcionado como debería. Aquí te dejo algunos errores que he visto y que he cometido, para que puedas aprender de cada experiencia:

1️⃣ Reflexiona sobre la contratación:
¿Por qué contrataste a esa persona? ¿Estaba claro su puesto en el organigrama y los plazos de sus responsabilidades?

2️⃣ Revisa el proceso de selección:
¿Consideraste al menos tres candidatos para comparar? Sin opciones, es fácil caer en decisiones precipitadas.

3️⃣ Define mejor el puesto:
¿Sabía esa persona exactamente qué esperabas de ella? Contratar sin una definición clara del rol lleva a confusiones desde el principio.

4️⃣ Trabaja la integración y la cultura:
Cuando alguien nuevo entra en el equipo, es normal que surjan recelos o falta de confianza. ¿Le explicaste bien la cultura de tu empresa y tu forma de hacer las cosas?

5️⃣ Alinea las ambiciones:
Distingue entre ambición personal y ambición de equipo. Si el colaborador buscaba solo su propio beneficio, pero no compartía los objetivos colectivos, el problema era inevitable.

6️⃣ Evalúa la experiencia:
¿Era la persona demasiado experimentada para el puesto? Un perfil sobrecualificado puede no encajar con lo que realmente necesitas.

7️⃣ Consenso en altos cargos:
Si se trataba de un puesto de alta dirección, ¿se consultó al consejo o equipo directivo durante el proceso de selección?

El coste del despido: más alto de lo que parece

Un despido puede llegar a costar hasta 4 veces el salario anual del empleado, considerando no solo la indemnización, sino también:

  • Pérdidas de productividad: Hasta que el puesto se cubre y el nuevo colaborador se adapta.
  • Impacto en el equipo: Desmotivación, tensiones y ajustes en el trabajo.
  • Costes de selección y formación: Publicar la oferta, entrevistas, contratación y tiempo invertido en integrar al nuevo empleado.
  • Coste de oportunidad: El tiempo y los recursos dedicados al despido y la sustitución podrían haberse utilizado para avanzar en otros aspectos clave del negocio.

¿Cómo minimizar estos costes?

La clave es simple, pero complicada a la vez: “Contrata despacio y despide rápido.”

  • Define los roles con claridad: Asegúrate de saber exactamente qué necesitas antes de contratar.
  • Cuida el proceso de selección: Tómate el tiempo necesario para elegir al mejor candidato entre varias opciones.
  • Invierte en formación y desarrollo continuo: Ayuda a tus empleados a crecer y adaptarse, evitando que se conviertan en “despedibles”.

No te castigues, aprende.

Lo más importante es no machacarte. Gestionar personas es un reto constante y un aprendizaje sin fin. Analiza cada despido, busca patrones y comprométete a mejorar tu sistema.

Si haces este trabajo, evitarás errores futuros y estarás un paso más cerca de construir esa “fábrica de talento” que toda empresa necesita para crecer. Al final, aprender de tus errores es el verdadero camino hacia el éxito.

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