A mí me ha ido siempre bien: en vez de poner metas y objetivos, crear sistemas

¿Te has fijado?

Queremos perder peso, pero no cuidamos el sistema que nos hace comer bien cada día.
Queremos vender más, pero no revisamos cada semana si estamos generando oportunidades.
Queremos ser productivos, pero seguimos dejando que la agenda se llene sola.

Queremos lograr el objetivo, el número final, el premio.

El problema que yo veo es que la obsesión por el resultado nos ciega, pero nos olvidamos de que ese resultado… solo llega si el proceso está bien montado.

Un objetivo es el destino final:

  • Quiero perder 5 kilos en 90 días.
  • Quiero facturar 1 millón más este año.
  • Quiero ganar una hora al día.

Pero la ventaja de crear sistemas es que te centras en lo que puedes controlar hoy.

Te libera de la ansiedad y el estrés por los resultados.
Te ayuda a mantener el enfoque, incluso cuando los resultados tardan en llegar.

Y lo mejor de todo es que te permite adaptarte y mejorar con el tiempo.

Los objetivos por sí solos no sirven. ¿Por qué? Porque dependen de tu motivación, del contexto y del momento.

 

En cambio, los sistemas no fallan. Son hábitos estructurados que generan resultados sin pensar en el plan de acción porque, en sí, el propio sistema es el plan de acción.


Lo único que tienes bajo control es el sistema. Y si el sistema es bueno, el resultado acaba llegando.

Fíjate en estos 10 ejemplos de sistemas que sustituyen objetivos:

  1. Objetivo: Aumentar las ventas un 15% este año.
    Sistema: Hacer seguimiento semanal con clientes clave y revisar oportunidades todos los viernes.
  2. Objetivo: Mejorar la atención al cliente.
    Sistema: Usar un sistema de tickets con prioridades y responder en menos de 3 horas.
  3. Objetivo: Retener un 30% más de empleados.
    Sistema: Reuniones mensuales de feedback y planes de formación individual.
  4. Objetivo: Reducir costes un 10%.
    Sistema: Revisar gastos mensualmente y eliminar lo que no aporta valor.
  5. Objetivo: Mejorar la productividad.
    Sistema: Metodologías ágiles y reuniones diarias de 15 minutos para priorizar.
  6. Objetivo: Conseguir 500 suscriptores a la newsletter.
    Sistema: Publicar dos artículos semanales y ofrecer lead magnets claros.
  7. Objetivo: Mejorar la reputación online.
    Sistema: Responder a todas las reseñas en menos de una hora y pedir opiniones a clientes.
  8. Objetivo: Reducir errores al 1,5%.
    Sistema: Introducir listas de comprobación diarias y revisiones semanales de calidad.
  9. Objetivo: Mejorar el flujo de caja.
    Sistema: Control semanal de cobros/pagos y descuentos por pronto pago.
  10. Objetivo: Fomentar la creatividad del equipo.
    Sistema: Un “Día de Ideas” mensual para proponer y debatir mejoras.

Los sistemas convierten la intención en acción. Son como el huerto: cada día lo riegas, lo cuidas y lo cultivas, y al final recoges.

Los objetivos solo son la foto de la zanahoria soñada.

Porque los sistemas son predecibles, medibles y mejorables. Y lo mejor: funcionan aunque tengas un mal día.

Así que antes de fijar un objetivo, pregúntate:
¿Qué sistema puedo crear para que X pase de forma natural, casi automática?

Si necesitas ayuda para crear el sistema que tu pyme necesita, escríbeme a hola@alvaronavarrete.com con el asunto: “Quiero un sistema, no solo objetivos”.

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